Según la Guemará, Bilaam poseía el don de ser capaz de averiguar el momento exacto durante el cual H’ se enfada – un don no otorgado a ninguna otra criatura. La intención de Bilaam era maldecir a los israelitas en este momento de ira, y así hacer que H’ mismo los destruyera. Pero Dios refrenó deliberadamente su ira para confundir al malvado profeta y salvar a la nación del exterminio (Maséjet Berajot 7a). Al menos, en esta ocasión, porque Bilaam aún no ha dicho su última palabra…