El concepto de ‘recompensa’ en otros pueblos es algo postergado a una vida después de la muerte. En el Pueblo judío, el cumplimiento de la Torá trasforma a la persona a nivel espiritual, gozando de esta recompensa ya en esta vida, viviéndola en plenitud. Por eso la Torá no se ocupa de cómo es nuestra existencia después de morir.